Una mascota es, o al menos
debería serlo, un amigo; un compañero. No importa si se trata de
un perro, de un gato, de una araña, o de una rata. Cuando decidimos
que ese animalito va a ser nuestra mascota, debemos comprometernos a
que no solo nosotros disfrutaremos de tenerlo, sino que él
también disfrute con nosotros. No olvidemos
en ningún momento que se trata de un ser vivo, que siente y sufre.
¿De qué vale por ejemplo, tener una hermosa iguana, si jamás le
prestamos atención ni estamos atentos a sus necesidades ? Para eso,
sería mucho mejor ir al zoológico y verlas en condiciones mucho
más propicias para su vida, y al mismo tiempo ahorrarnos las
molestias de tener que limpiar su materia fecal, cuidar que no se
enferme, y por supuesto, que no le falte alimento, agua, luz y
calor.
Al momento de pensar en
adquirir una mascota, si la persona es un adulto, debe aceptar ese
compromiso, que, si obramos con responsabilidad en el cuidado,
durará años (tantos años como viva nuestra mascota ). Si la
persona no es un adulto, es responsabilidad de los mayores, explicar
ésta responsabilidad al niño, para que luego no surjan tristes
situaciones, como perros o gatos, que al hacerse adultos son
abandonados en la vía pública.Y es más complicado aún cuando los
animales son de naturaleza salvaje y es casi siempre imposible,
reproducir su hábitat natural, para que éstos no sufran. Pero es
MUY importante tener en cuenta que es tanto o más necesario,
darles amor como darles comida. Por eso,
no lo olvides. Una mascota es un amigo. Tu mascota es tu compañera,
y al mismo tiempo tu responsabilidad, ya que su vida está en tus
manos. |